lunes, 3 de febrero de 2014

81

La vida siempre tiene escenas de la más absoluta felicidad, en todo lo que es sencillo que pueda existir en la risa de la niña que está mirando la cámara de su papá y que se siente tan contenta de estar de paseo y de compras con su mamá, ambas no ocultan para nada que están llenas de alegría de estar juntas y lo saben mostrar a todos, de la enorme identidad entre ambas. Esta es una fotografía para nada usual, de 1931, en esos tiempos nadie tiene fotos riéndose, no era costumbre mostrar la alegría de la vida, además la gente no debía reírse porque se deformaba la cara y se malograba la fotografía, pero mi mamá era demasiado especial, todo lo que tocaba relucía y en su enorme alegría por la vida, ese día, a los cinco años de edad, encantó a todos, especialmente a su mamá y nos dejó esta preciosa foto, que es el arte de su papá, mi abuelo Augusto.


80

Siempre es lo mismo, no existe variante posible para nadie, en ningún tiempo, cuando surgen las obligaciones a través de las tareas encomendadas, el rostro limpio, puro, inocente, no puede evitar mostrar las angustias de las preocupaciones, y es para Agosti la primera en esta vida, porque está en calle, delante de gente que la ve y ella los mira, tratando lo mejor posible de hacer y que le salgan las cosas. Ella está absolutamente tensa y se está dándose cuenta en sus pensamientos que ya de repente se está haciendo costumbre porque la han dejado cuidando, aunque no está muy segura en su disyuntiva, si el coche o a su hermana Gloria, cree que es a Gloria, pero podrían ser las dos cosas, y es el caso que Agosti está acostumbrada a que la cuiden a ella y a nadie más y esto es un enredado de hace un tiempo que no comprende, ya le dijeron, como si fuera ya grande que Agosti cuida siempre a su primo Joe, pero ya ella dijo que no es así, ella juega con Joe que es su amigo, bueno Joe es más bonito que todas sus muñecas, pero ya vienen para relevarla de sus obligaciones de cuidar a Gloria y al coche, pero tardan, se demoran, y ya va pasando el tiempo en el que se aprende todo lo nuevo del aprender a vivir.


79

Es el momento en que Agosti descubre que vale la pena mirar más allá del horizonte y todos pasan por lo mismo en cualquier momento sin que estuviera marcado de antemano, nadie puede escaparse de fijar la mirada, la primera vez queda por siempre en el olvido, es algo que simplemente te llamó la atención. Después, bastante después, solamente querrás ver lo que quieres, lo que amas, lo que es tuyo y está contigo. Es lo único finalmente que puede interesarte en la vida, hasta que estás ya frente a la última imagen que se te presenta y en ella ya sabrás que es finalmente lo más importante para mirar, y lo haces e igualmente también sabes a quien le darás la mano por última vez, cuando ya se acabó todo.


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Las alegrías de la vida cuando fluyen en tu cuerpo las transmiten a quienes te ven, se encantan ellos y encantan a los demás, quienes las viven súbito, demasiado de pronto y se unen sin pensarlo haciéndolas vivir de inmediato a quienes viven con ellos porque tienen la dicha de expresar las alegrías que se están presentando y así se aprende a conocer los momentos de fiesta, únicos e irrepetibles, todo reluce, e invita a pasar a los tiempos maravillosos de aprender a disfrutar de la vida, que son pocos, que no son seguidos, porque la vida no es fácil para nadie y entonces solamente te queda saber reir para mostrar tu felicidad que solamente te pertenece y puedes compartirla, si lo sabes realizar.


77

En los días de sol, arena y mar, que tiene exclusivamente eso de disfrutar de la alegría de saber de que estas viviendo la vida que te tocó vivir, entre la arena y el agua y las niñitas de los tiempos y de todas las épocas van idealizando a la sirenita, que no es parte de las que conoció Odiseo, sino de ese encanto que las proyecta a ser mujeres cuando se presenta ya como una realidad para mucho después, y en eso que no es para olvidar en todas las playas es al agua, que en los recuerdos es lo siempre es lo que se termina viendo primero y lo último que se ve. Y en la memoria, para siempre tu primo Joe queda como tu amigo de estos tiempos y no sabes quién es Merceditas, nadie te la identifica, fue una amiguita de esos días y así aprendes a contar la historia de los amiguitas y de los amiguitos que no volviste a ver, porque la vida los llevo por caminos distintos, pero que siempre su cariño va contigo, como todo lo bueno que se presenta y te quiere, que sin verlo no tienes porque apartarlo y olvidarlo.


76

En el columpio vas y vienes, sin cansancio ninguno, llegas a lo más alto posible, bajas y vuelves a subir, creando tus propias emociones en un parque, casi un bosque, que tiene todo para invitar a la gente a que sea feliz, desde un breve momento de caminata o todo un día de picnic, y es que es un lugar al que vas siempre con alegría y no comprendes que pueda persistir en seguir existiendo si ya no te va a volver a recibir y es que ya sientes que te vas para no regresar, puede ser que tengas un momento en silencio, para comprender que ya sabes que te vas para siempre y es que sin tí eso que tanto te gusta pasará a ser un recuerdo que ya no tiene razón de ser en tu vida, no parece posible que todo siga igual sin cambio alguno, sus flores, sus jardines, sus árboles, todo fue exclusivamente para tí y ya te vas y ya no estarás, porque no vas a volver, y en tu corazón ya sabes que aunque digan que te esperan los lugares más bellos, nunca podrá ser igual en donde encontraste la felicidad.


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Los momentos más difíciles, de aquellos en los que no se quiere dar la cara, ni mirar a nadie, pero en los que puedes afrontar el escenario sin cambio ninguno, como nos lo muestra Agosti cuando fue a la playa, en el viaje, en tren de Chicago a Nueva York, que simplemente son instantes de piconería o de una molestia pequeña y pasajera, que resultan presente de nuevo en la vida con los berrinches de los hijos y que traen de regreso como los más bellos, cuando ya no queda en tu presente para siempre, nada más que los recuerdos de que el primo Joe era tu amigo del alma, que no había nada más bueno y no lo volviste a ver. Con Charles y Henry e Isabel, conformaban un buen grupo y entonces está el nombre de Merceditas que no sabes quién es y cómo les pasa a todos, quieres que ese vieja del que ya nadie recuerda quieres que regrese lo más rápido posible a tu corazón, para contarle a tus hijos con todos los castillos de arena construidos en la orilla y todas sus historias que fueron narrando de acuerdo a cada muro y torre que se edificaban, el canto de la la historia de la infancia al que ya no se regresa más.