La calle
vista desde un balcón tiene atractivos únicamente propios del lugar, de una ilusión
llena de movimientos tan reales a veces cuando miras, atractivos cuando no
puedes quitarle los ojos de encima, como si fuera lo único que existe y es tan
solo un momento determinante de un segundo, no es más y sin que lo puedas
explicar te atrapó como si fuera para siempre y es más rápido en el momento en
que pierde su atractivo y lo olvidas como si nunca hubiera sucedido.
Es la
vida callejera, que nadie comprende porque todo está en movimiento hasta que
alguien llega e inicia su vida cotidiana en la calle, convirtiéndose en algo
permanente que ya no llama la atención o es el personaje que ya no estás
siguiendo y te atrapa ojos, mirada y movimientos, siguiendo su vida cotidiana
que está frente a tu balcón.