sábado, 25 de mayo de 2013

19

Un día de esos que son demasiado difíciles se dieron cuenta, sin pensarlo mucho, que el aburrimiento los estaba cansando al extremo de tener ganas de quedarse dormidos, en ese mismo instante, ya se encontraban muy hartos de mirar el horizonte, segundo a segundo, el tiempo que marcaba el reloj, demostraba que estaba demasiado lento. Se dijeron que no había forma de apurar a la maquinaria del reloj, el segundero no quería avanzar y entonces el perro Pete a que ya no siguieran aburridos sin expectativa alguna de solucionar el momento que estaba detenido, mejor era levantarse y correr y correr, así el reloj iría más rápido, todos estarían muy felices y jamás volverían a aburrirse.