Y después
de un largo viaje de Chicago, en tren a Nueva York y después de despedirse de
los tíos, las tías, los primos y de Miss Mary Garden, la más famosa cantante de
ópera, su hada madrina de Agosti, se embarcaron en la nave de la Grace Line,
pasaron por Panamá hasta llegar al Callao y allí estaban todos esperándolos, un
familión enorme, imprevisto e increíble, con la adorable abuelita Isabel, quien
era la única que hablaba inglés, nadie más la entendía a Agosti y solamente con
ella podía comprenderse, era inglesa. Y fotos y fotos, recuerdos que durarían
siempre de la llegada al puerto, del que nunca volverían a embarcarse de
retorno al lugar en el que habían vivido, a riesgo de cambiar sus vidas y
llamar a la muerte, es decir, solamente regresarían antes morir, según habían
vaticinado, los conocedores de todas la ciencias de la naturaleza, amigos y
asiduos concurrentes a la casa de Chicago de Miss Garden, y ella, siguiendo los
vaticinios que le fueron dedicados, optó por el retiro, convirtiéndose así,
para siempre, en la diva olvidada. Agosti en su foto de la primera vez que pisó
el Perú, está con sus tías Ofelia, Sofía y Antonieta, quien la tiene abrazada y
guardó esta fotografía, de la sobrina que el destino quiso que terminara de
criar.