El día del picnic se acabó, los carros se preparan para
irse, ya prendieron sus motores, los están calentando, para irse y llevarse a
todos sus pasajeros para ya no volver hasta nadie sabe cuando volverá a ser, no
siempre se viene al parque, son días muy especiales sin lluvia, sin nieve, sin
vientos, son siempre con mucho sol que no se cansa de brillar en el parque tan
grande, tan enorme, de esos bosques en los que se pierden los niños que se
salen del sendero y se sabe, porque ya a Agosti le han contado, aunque Isabel y
George no están muy seguros, de que por algún lugar, bastante oculto, tiene su
casa la horrible bruja del cuento, que usa un cucurucho negro enorme sobre la
cabeza, aunque siempre se disfraza de viejita buena para robarse a los niños
que se quedan solitas. Isabel y George ya se subieron al carro, decían que no
creían en las brujas y fueron los primeros en ponerse a salvo, mientras Agosti,
piensa que ya ella deberías estar sentadita en el automóvil, pero quieren
seguirse tomando fotos y eso es algo que incomoda, ya se está poniendo de
noche, pero ya le prometieron que van a jugar todos a que la bruja, viene y
viene y todos corren y corren hasta ponerse a salvo, subirán a los carros y no
habrá otro destino que llegar a la casa, donde no existe peligro alguno para
todas la niñitas y los niños que son buenos.