lunes, 3 de febrero de 2014

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A veces las aventuras no terminan, como las tiene planteadas Agosti, no pensó que se quedaría solita, como si fuera una pequeña princesa de la calle. Ella corrió y corrió hasta la tienda para comprarse un caramelo, tal y como se le había ocurrido, llegó y le hicieron toda una fiesta de saludos, pidió su compra y pagó, nadie fue detrás de ella, estaba totalmente sorprendida en este día de aventuras, solamente la vieron correr con un destino claro y dejaron que llegara y entrara e hiciera lo que se le había ocurrido hacer, hasta que se cansó de curiosear por todos lados y cuando ya se iba, le dieron un papel, la cuenta del mes y en la calle con esa cuenta en la mano, encaminó rápidamente para cumplir con el primer encargo que le habían dado en tan pequeña vida que ya se proyectaba al futuro, como todas las vidas lo tienen previsto.