Los momentos más difíciles, de aquellos en los que no se
quiere dar la cara, ni mirar a nadie, pero en los que puedes afrontar el
escenario sin cambio ninguno, como nos lo muestra Agosti cuando fue a la playa,
en el viaje, en tren de Chicago a Nueva York, que simplemente son instantes de
piconería o de una molestia pequeña y pasajera, que resultan presente de nuevo
en la vida con los berrinches de los hijos y que traen de regreso como los más
bellos, cuando ya no queda en tu presente para siempre, nada más que los
recuerdos de que el primo Joe era tu amigo del alma, que no había nada más
bueno y no lo volviste a ver. Con Charles y Henry e Isabel, conformaban un buen
grupo y entonces está el nombre de Merceditas que no sabes quién es y cómo les
pasa a todos, quieres que ese vieja del que ya nadie recuerda quieres que
regrese lo más rápido posible a tu corazón, para contarle a tus hijos con todos
los castillos de arena construidos en la orilla y todas sus historias que
fueron narrando de acuerdo a cada muro y torre que se edificaban, el canto de
la la historia de la infancia al que ya no se regresa más.