lunes, 3 de febrero de 2014

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En un mundo en el que existe el mar, es tan igual a caminar en la tierra y en el agua, en el que ya no existen secretos que te enseñan a aprender desde el primer momento a acariciarse en el agua y en la tierra con todos los ensueños que los rodean y te traen las brizas de todas las partes que existen y que llegan refrescando que te permiten cerrar y abrir los ojos revelando que se puede improvisar, cuando lo sea necesario, con el mismo ánimo espiritual, sin cambio alguno, conservándolo frente a todo lo nuevo que se pueda presentar en esta vida y se le resuelva de lo mejor para todos, caminando por donde tiene previsto, sin cambiar de ruta o buscar nuevos caminos para andar sin cumplir el destino trazado, conservando la fidelidad a los principios.