En un mundo en el que existe el mar, es tan igual a caminar
en la tierra y en el agua, en el que ya no existen secretos que te enseñan a
aprender desde el primer momento a acariciarse en el agua y en la tierra con
todos los ensueños que los rodean y te traen las brizas de todas las partes que
existen y que llegan refrescando que te permiten cerrar y abrir los ojos
revelando que se puede improvisar, cuando lo sea necesario, con el mismo ánimo
espiritual, sin cambio alguno, conservándolo frente a todo lo nuevo que se
pueda presentar en esta vida y se le resuelva de lo mejor para todos, caminando
por donde tiene previsto, sin cambiar de ruta o buscar nuevos caminos para
andar sin cumplir el destino trazado, conservando la fidelidad a los
principios.