lunes, 3 de febrero de 2014

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La vida puede ser la linda mascarada de una preciosa noche en el escenario. Sobre las tablas puedes escoger y representar una época. Sin embargo, no es posible decidir en el tiempo histórico para nacer y desarrollar la vida. Agosti con su vestido floreado y con chal muy liviano parece remontarse a los tiempos de sus abuelas, en el entrecasa, del llamado portón para adentro.
Y en cambio el de las tapadas, de caminar por las calles mostrando tan solamente un ojo, que son de los tiempos coloniales, no le llamaron la atención para representar a las tatarabuelas de sus tatarabuelas, a las que llamaba Isabel, a todas, sin excepción alguna.

Después, descubriría, muchas Josefas entre ellas y hasta una, de nombre Vives, que le extrañó profundamente, ya tenía Agosti casi todos los años de vida que le tocaron vivir y pensó porque le encantaba pensar y darle una y otra vez la vuelta a las cosas, y consideró que Vives Armestar, mujer de la segunda mitad del siglo XVIII, seguramente creyeron que nació muerta, después de, seguramente, un parto muy largo, en el que tal vez le costó la vida a la madre y se llenaba de pena por esta Isabel, de otros tiempos, que no conoció su vida y creyó que la mamá de esta Isabel, mujer que provenía de fines del siglo XVII, con el corazón destrozado por la muerte de su hija, solamente pudo exclamar: !VIVES!