En los inicios de una de vida de familia, no existe para
nada la posibilidad del adiós definitivo, ni la idea del pensar en la
existencia de un invierno frío y solitario, que te lleve a creer en la
presencia del aura de las tinieblas, en cambio y frente a ello, todo se
confluye para que se te presente en una línea continua de días de verano, uno
tras otro, con el sol fuerte que te acompaña presentándote un millón de sueños
para cumplir con una meta de realizar miles de miles de obras y de hechos, que
jamás podrás saber cuántos fueron, porque ya no es importante en el encuentro
de las sonrisas del pasado, diferenciar los ensueños que nutrieron y te dieron
fuerzas para escribir el libro de la vida.